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domingo, 15 de noviembre de 2015

COMO DESPERTAR EL PODER CURATIVO DE TU INTERIOR - LA CURACION CANALIZADA

Las Fuerzas Creativas que operan en la naturaleza fluyen también por nuestros cuerpos. Esta energía está disponible para nuestra curación y regeneración. Podemos aprender a despertar esta fuerza y llegar a ser canales de curación.

Existe una conciencia por todo nuestro cuerpo. Los psicólogos han demostrado, de hecho, que con un poco de entrenamiento los sujetos pueden entrar en contacto con las células individuales del cuerpo e influir en su funcionamiento.

No obstante, la conciencia de nuestro cuerpo existe a un nivel más elevado que el de las células individuales. Cada átomo del cuerpo tiene conciencia. Cuando meditamos, el ideal en el que nos centramos conforma nuestra percepción. Esta alteración de la conciencia se filtra hasta llegar a cada célula del cuerpo y a cada átomo.

Así, para llegar a ser un canal de curación, es importante que nuestro ideal sea la Conciencia de Cristo, o como dijo Jesús: “El Padre y Yo somos Uno”. Y esto no tiene nada que ver con ninguna religión. Cuanto mejor armonicemos con el ideal de la unidad consciente de Dios, mayores efectos producirá dicho ideal en nuestro cuerpo.

Meditar sobre el ideal de la Conciencia de Cristopusobre la unión con Dios, hace que despierten las fuerzas Kundalini del sistema endocrino. La conciencia de todos los átomos de nuestro cuerpo se llena de la percepción de Dios. Esa conciencia, consciente de que forma una unidad con la creación, es así capaz de canalizar la fuerza de la creación.

El efecto de esta conciencia es alterar las propias fuerzas rotativas que están en el núcleo del átomo. La física moderna hace mucho que ha descubierto que los átomos se comunican instantáneamente unos con otros. Concretamente, parece que se comunican la información contenida en la actividad rotativa que hay dentro del átomo. Lo que sirve como enlace telepático e instantáneo entre los átomos es algo que tiene que ver con el movimiento rotatorio de la energía dentro del núcleo del átomo. Así pues, ha cobrado una significación más profunda el establecimiento de una conexión entre el efecto producido por la meditación profunda en las fuerzas rotativas de los átomos del cuerpo y la apertura del canal por el que discurren las fuerzas curativas de la creación.

Trata de imaginártelo por un momento. Al permitir que tu mente consciente esté absorta en la percepción de la unicidad con todo aquello que tiene vida, y con Dios, los átomos de tu cuerpo también pasan a tomar conciencia de ello. Tú, desde tu percepción consciente hasta los mismísimos átomos de tu cuerpo, resuenas en armonía con la energía creativa básica de la vida en sí. Pasas a ser un canal de la Fuerza de la Vida.

Tras haber puesto en marcha esta conexión con la Fuerza de la Vida, nos es posible dirigirla. Podemos dirigirla mediante nuestras manos, mediante el tacto. También podemos dirigirla con nuestra mente, rezando oraciones curativas dirigidas a otras personas. La mente subconsciente del individuo receptor puede captar, a través de la influencia subliminal y telepática, el modelo presente en nuestra oración, y los átomos de esa persona reaccionarán en consonancia. La estructura atómica del cuerpo del receptor volverá a alinearse en una dirección de mayor equilibrio y armonía.

De ese modo transferimos el poder curativo expresado en la armonía que conseguimos cuando meditamos. Es impresionante pensar que somos capaces, si decidimos centrarnos profundamente en nuestra unidad con Dios, de despertar el poder atómico de las fuerzas vitales que están vivas dentro de nosotros. Es todavía más impresionante contemplar la capacidad que tenemos de convertirnos en canales de ese poder, enfocándolo fuera de nosotros mismos para que influya en las fuerzas atómicas que están dentro de otro ser vivo.

Por muy impresionante que resulte, las investigaciones hacen pensar que es verdad.

Investigaciones sobre la Curación Canalizada

La curación a través de la oración y la imposición de manos cuenta con una larga historia. Sin embargo, la ciencia ha empezado a investigar tales curaciones cuando esa historia estaba bastante avanzada. Son cada vez más las investigaciones que confirman el poder curativo del tacto y de la oración.

Así, por ejemplo, Elizabeth Rauscher, especialista en física nuclear, puso a prueba la habilidad que manifestaba la sanadora Olga Worrell para influir en el crecimiento de las bacterias que había en unos contenedores especiales de laboratorio. Olga sujetaba con sus manos uno de los contenedores con bacterias y, bien trataba de intensificar el crecimiento de las bacterias o intentaba retrasarlo. Posteriormente la doctora Rauscher contó las bacterias para determinar el efecto producido por el tacto de la sanadora, y descubrió que la Sra. Worrell podía influir significativamente en el crecimiento de las bacterias, en la dirección que quisiera.

Para hacerlo más difícil, la doctora Rauscher situó las bacterias en un medio ambiente bioquímico que podía acelerar o retrasar su crecimiento, y descubrió que el tacto de la Sra. Worrell podía muy bien contrarrestar los efectos de los factores químicos. Así, por ejemplo, en contacto con los antibióticos la multiplicación de las bacterias disminuía en una gran medida. Pero si la Sra. Worrell ponía las manos sobre los recipientes que contenían estas bacterias, aumentaban sus posibilidades de supervivencia en este medio hostil. Y, al contrario, la Sra. Worrell podía retrasar el crecimiento de las bacterias en un medio que favoreciera su multiplicación.

El Dr. Carroll Nash, de la Universidad de San José, realizó un estudio similar, en el cual unos estudiantes de la facultad actuaron como sanadores. Descubrió que estos jóvenes inexpertos podían incrementar el índice de crecimiento de las bacterias mediante la imposición de manos.

Posteriormente, realizó un estudio más osado, gracias al cual descubrió que los estudiantes realmente podían producir mutaciones genéticas en las bacterias. Un experimento de lo más inusual puso de manifiesto que el procedimiento de la imposición de manos es efectivo a nivel atómico. Stephen Schwartz, jefe de un grupo de investigación muy innovador, la Sociedad Mobius, verificó el efecto producido por el tacto del curador en la estructura atómica del agua.

En este experimento, los sanadores impusieron las manos a una serie de pacientes afectados por enfermedades reales. Durante estos tratamientos, los sanadores utilizaron unos guantes especiales, que llevaban unos frascos con agua destilada cosidos en la parte interior. Después, un ingeniero realizó un análisis espectro-fotométrico del agua. Se trata de una técnica que sirve para determinar el tipo de estructura atómica de un material, analizando las frecuencias de luz infrarroja que refleja dicho material.

Los resultados de dicho análisis vinieron a probar que el agua de las palmas de estos curadores había experimentado alteraciones en cuanto a sus átomos. La energía curativa había alterado la naturaleza de la conexión entre los átomos de oxígeno y de hidrógeno presentes en las moléculas de agua. En el estudio de Schwartz, habían trabajado curadores expertos y muy dotados, por una parte, y novatos sin experiencia, por otra. Los resultados dejaron claro que todos los participantes eran capaces de influir en las moléculas del agua, si bien los efectos fueron más intensos en el caso de los practicantes más expertos.

En estos estudios los curadores imponían las manos, proporcionando de ese modo un canal de contacto directo por el cual discurrían las energías curativas. Ahora vamos a examinar una serie de estudios sobre la curación a distancia, a través del canal de la transmisión de pensamientos, o de la oración.

Un estudio realizado sobre casi cuatrocientos pacientes con enfermedades coronarias del Hospital General de San Francisco puso de manifiesto que las oraciones contribuían a su curación. Randy Byrd, médico investigador, reunió a personas que profesaban toda clase de credos y procedían de diferentes lugares de los Estados Unidos para que ayudaran a la curación de una serie de pacientes rezando por ellos a distancia. Les dio el nombre del paciente, el diagnóstico, les explicó su estado, pero no les dio instrucciones sobre cómo debían rezar. La mitad de los pacientes recibió oraciones (seis personas, por término medio, rezaron por ellos), y la otra mitad no recibió ninguna oración. Los pacientes por los que rezaron se recuperaron con bastantes menos dificultades que los pacientes por los que nadie rezó. Al revisar el informe de esta investigación, varios médicos dijeron que los resultados no hacían sino confirmar lo que ellos mismos opinaban, pues también rezaban por sus pacientes, y pensaban que la oración era eficaz.

En otro estudio que versaba exclusivamente sobre el poder psicocinético de la mente sobre la materia, el Dr. William Braud, importante socio investigador de la Fundación de las Ciencias de la Mente, pidió a una serie de legos en la materia que trataran de “operar” mentalmente en la sangre de otra persona. El Dr. Braud sacó sangre al paciente antes de llevar a cabo esta “operación” para que el estado de ánimo del paciente no influyera en los resultados. El investigador descubrió que las personas podían retrasar la desintegración de los corpúsculos sanguíneos (hemólisis) utilizando para ello el poder de la mente. Dentro del sistema circulatorio, este efecto aumentaría la capacidad celular para combatir las enfermedades.

Ambos estudios revelan que los efectos curativos, producidos a través del tacto y del pensamiento, pueden producirse con independencia del sistema de creencias del destinatario. No se trata de efectos psicológicos, como el pensamiento positivo o el factor placebo. En estos estudios vemos que las personas pueden canalizar energías curativas que operan en las propias estructuras moleculares. Así, queda probado que el despertar de las fuerzas curativas es de la misma naturaleza que la energía atómica.

Solo espero y deseo, con todo mi corazón, que esta información tan precisa sirva de inicio y de nuevo camino a tanta gente enferma que se ha olvidado que sólo de ell@s depende la curación. Dejar nuestras vidas en manos de otros, sean quienes sean, no es la mejor idea para poder salir adelante o incluso no perder la vida en el intento.

Ya es hora de despertar, mis querid@s; ha llegado el momento de que cada uno se haga cargo de su propio destino.

Con todo mi cariño, Noor Canal Espiritual.



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