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viernes, 2 de octubre de 2015

LOS PENSAMIENTOS SON PLANTILLAS Y VIVEN EN LA CUARTA DIMENSION

Los pensamientos son cosas, plantillas invisibles y perfectas con residencia en la cuarta dimensión. A esto ya se han referido Platón, Cayce, Jung, etc... Efectivamente, son reales, invisibles e influyen en el mundo visible. Espero que os agrade.

La mejor forma de comprender cómo funciona la Cuarta Dimensión es pensar en lo que son las ideas. Por tanto, las ideas son reales en sí mismas y existen en otra dimensión, la cuarta, y por tanto, fuera del espacio y el tiempo. Son la realidad subyacente que acaba siendo la causa original de lo que experimentamos en el mundo físico y visible, en nuestra vida. Las ideas producen su efecto a través de su modeloo plantilla y así se crea la realidad física.

Nosotros sintonizamos con las ideas. Cuando sintonizamos con una idea determinada, ésta empieza a conformar nuestra experiencia. En todo momento actuamos como canales de energía y moldeamos los acontecimientos de acuerdo con nuestras ideas.

La mente es la que construye, quiere decir que son las ideas, los modelos de la mente, lo que crea la realidad. Las ideas no nos pertenecen sino que existen en el interior de la mente universal. No las poseemos. No podemos sentirnos responsables de las ideas en sí mismas, ni de sus consecuencias. Nuestro cometido consiste en escoger qué ideas o modelos vamos a albergar en nuestra mente. Es más exacto decir que nuestras elecciones determinan qué ideas crearán nuestra realidad. Somos responsables de lo que elegimos. 

¿Qué ideas vas a canalizar y a transformar en realidad? Como los pensamientos que tenemos influyen tanto en nuestra vida, es necesario analizar cuidadosamente cuáles son los pensamientos que vamos a albergar en nuestro interior. Es cuestión de valores, por lo que es sumamente importante que fijemos nuestro concepto de ideal. ¿Qué es lo que más valoras? ¿Cuál es el ideal por el que deseas vivir? 

Una vez materializadas, las ideas mueren. Dejan de motivar. Cuántas personas que han alcanzado la riqueza se han preguntado a continuación: “¿Y ahora qué?” Una vez que logramos aquello que tanto valoramos y que nos esforzamos por conseguir, nos sentimos un poco decepcionados. Las expectativas son parte de la emoción, nos motivan y nos animan. Sólo aquellos valores que están basados en un ideal nos mantienen, sólo los ideales son constantemente fuente de inspiración.

Vale la pena que dediques cierto tiempo a decidir cuál es tu ideal en estos momentos y a desarrollar unos sentimientos en relación con él. ¿Qué valoras por encima de todo? ¿De qué manera te gustaría vivir? Tal vez puedas expresarlo en una sola palabra o incluso una imagen. 

Fija un ideal, y luego sé espontáneo. Si te has marcado un ideal, puedes confiar en el discurrir de las cosas y simplemente dejarte llevar. 


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