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miércoles, 6 de mayo de 2015

HEREDANDO LA ABUDANCIA (Reflexión)

Un hombre bastante anciano y muy pobre, estaba afuera sembrando árboles de mango. 

Un extraño, un tanto curioso, se le acercó y le preguntó: ¿Por qué a su edad tan madura se dedica a sembrar mangos? Es poco probable que viva lo suficiente para consumir sus propios frutos. 

El hombre anciano, muy calmado, le respondió: Durante toda mi vida me he alimentado con mangos de árboles sembrados por otras personas. Que los míos sirvan frutos para quienes siguen!


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