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viernes, 10 de abril de 2015

EL CUIDADO DE NUESTROS PIES

Los pies deben cuidarse como las manos, cuerpo y cara. Unos pies mal cuidados son desagradables y pueden provocar problemas que hasta pueden inhabilitarnos para caminar bien.

En Invierno al llevarlos tapados, olvidamos un poco el cuidado de los mismos y es cuando nos sacamos las medias y calzamos sandalias cuando nos damos cuenta de los problemas que pueden surgir.

  • Sequedad de los pies y talones
  • Sudoración excesiva y olor de pies
  • Rozaduras de los zapatos
  • Callos
  • Juanetes
  • Uñas de los pies mal cuidadas

Para mantener el pie cuidado es fundamental una buena pedicura al menos una vez al mes. Y una rutina diaria sobre ellos, del mismo modo que nos cuidamos la cara es aconsejable cuidar los pies.

Los talones agrietados y resecos

En verano con las sandalias, el contacto con el aire, andar descalzos, pueden provocar un aumento de la sequedad de los pies  sin embargo, la excesiva sequedad en los pies se puede padecer durante todo el año, lo que puede provocar incluso grietas en los talones que pueden hasta sangrar y doler al andar. Podrían producirse infecciones si son muy profundas. Han de tener un cuidado especial las personas con enfermedades crónicas como la diabetes o problemas en el que el sistema inmunitario puede estar disminuido.

 

Las personas obesas que además han de estar mucho tiempo de pie, tienen más tendencia a padecer este problema.

Es más habitual en personas mayores en las que la piel está más seca por falta de nutrición natural de la misma.

No tienen por qué aparecer del mismo modo en ambos pies, algunas veces, aparecen más en un pie que en otro debido a que andamos más fuertemente, por diferentes longitudes de las piernas (somos asimétricos), por andar ladeando o simplemente por el calzado.

Para ello se aconseja que el tratamiento no sea agresivo.

Si la piel seca y muy dura es demasiado gruesa, es necesario cortar la piel muerta. Si se escoge este método como primera puesta a punto después por que la piel es exageradamente gruesa, hay que hacerlo con mucho cuidado de no cortar piel sana y no provocar una herida.

Prefiero un tratamiento menos agresivo y continuado, utilizar una lima específica para los talones y otras durezas irán eliminando poco a poco esta piel muerta al mismo tiempo que se irá regenerando, la piedra pómez con la piel húmeda después de la ducha diariamente mejorará la cicatrización de la misma piel.

Para ello, una vez se ha puesto al día los talones o las diferentes partes con durezas y sequedades de la piel, es el cuidado diario lo que evitará la formación de grietas.

Si no se cuidan los pies, la parte de seca cada vez es más gruesa, rompiéndose la piel y formando verdadera heridas y la curación va a ser mucho más difícil.

 

Una vez que se pasa suavemente y diariamente una piedra pómez, sobre la piel húmeda (algunas personas prefieren usarla en seco, aunque a mi me parece muy cómodo hacerlo directamente en la ducha o después de ella), poco a poco sin querer eliminar de una vez todas.

Posteriormente, aplicar una crema que contenga un poco de salicílico, urea o  manteca de karite que mejorará la cicatrización al estimular la renovación celular.

Si las grietas son muy profundas, unos parches con hidro-coloides aportaran la humectación necesaria a esa zona y cicatrizará, pero para ello es imprescindible que la piel alrededor de esta grieta este flexible, por lo que ha de estar hidratada.

El mantenimiento diario con una crema humectante, algunas personas con la misma crema corporal es suficiente.

Pero hay que insistir y no dejarlo, ya que algunas personas tienen más tendencia a formar callosidades que otras.

Sobre los calcetines hidratantes y reparadores, también son útiles, generalmente están impregnados de urea y su composición textil los hace oclusivos por lo que mejora evitando la perdida de agua y mejorando la absorción por la piel de las cremas hidratantes.

También nos puede ser igualmente útiles nuestros calcetines de algodón, aplicando a modo de mascarilla vaselina con un poco de zumo de limón y ponerse los calcetines durante toda la noche.

La sudoración excesiva de los pies

Al igual que las manos, la sudoración excesiva es un problema, porque produce irritaciones en los pies así como olor desagradable.

Cuando el problema es realmente muy importante le denominamos hiperhidrosis y realmente se trata de un problema médico. Se puede tratar como tal, mediante botox u otros fármacos.

Sobre el olor: el sudor tiene un olor característico sobre todo dependiendo de la alimentación de la persona o por algún medicamento. Algunos alimentos que hace que huela fuerte el sudor pueden ser el ajo, los espárragos o la cebolla o algunas especies.

Aunque realmente el olor es desagradable debido a las bacterias circundantes en el cuerpo, en la ropa o zapatos o en el pelo que provocan fermentación y toxinas que son las que realmente huelen mal, cuando el olor extremo podemos denominarle bromhidrosis o osmidrosis.

Es por ello que es muy importante la higiene diaria, no solo con agua sino con jabones que retiren estas bacterias.

Igualmente los agentes desodorantes, estos eliminan el olor del sudor al llevar alcohol y otros desinfectantes.

También regulando la transpiración con agentes secantes o anti-transpirantes como pueden ser los polvos de alumbre, cloruro de aluminio o hexahidrato de aluminio.

En los zapatos es donde más fácilmente se depositan las bacterias junto con el sudor van a provocar este olor tan desagradable, si se suda mucho han de procurar también limpiar, aunque algunas veces es muy difícil debido a que no se pueden sacar las plantillas del mismo zapato, es por ello que aconsejo la plantillas con carbón activo, clásicas pero que absorben totalmente la humedad de los zapatos, no son caras, por lo que se pueden cambiar a menudo.

La sudoración excesiva y la falta de higiene de los pies pueden provocar igualmente aparición de hongos en los pies, al encontrarse estos en su medio húmedo ideal para su desarrollo.

Los hongos en los pies son contagiosos por lo que se pueden coger en piscinas, gimnasios, baños públicos y por compartir zapatillas.

Rozaduras de los zapatos

Las rozaduras de los zapatos, sobre todo cuando nos quitamos las medias o los calcetines parece una cosa irremediable sobre todo en verano y con zapatos nuevos.

Hemos de evitar llevar el zapato nuevo demasiado tiempo.

Cuando la piel del zapato es demasiada dura o alguna costura del zapato molesta, el zapatero lo podrá adaptar a la forma del pie humedeciéndolo algo.

Aplicar algo de crema hidratante en los zapatos harán que se ablanden.

Usar calcetines cuando son nuevos también permite que el zapato se adapte a la forma del pie sin peligro de rozar.

Las llagas o rozaduras de los pies pueden infectarse muy fácilmente debido a la zona que se encuentran.

Cuando se empieza a notar una rozadura lo ideal es proteger la zona y si es posible procurar cambiar de calzado para evitar la formación de la ampolla.

Cuando aparece una ampolla, no aconsejo pincharla a no ser que irremediablemente se vaya a romper por sí sola, ya que al levantar la piel y la supuración de la misma es fácil que se produzca una herida. Siempre hay que procurar mantener la piel que protegerá la rozadura.

Las personas que suelen sufrir este problema saben cómo cuidarlas como los atletas o los peregrinos. El tratamiento es eliminar el agua de la ampolla procurando no lesionar la piel. Para ello hay pasar un hilo con una aguja desinfectada (con alcohol o una llama) a través de la ampolla de manera que el agua formada drenará por ese hilo, evitando que se rompa la piel y provoque la herida, acelerando el proceso de cicatrización.

Es importante extremar la higiene, ya que es fácil que se infecte por ello es conveniente aplicar algo de povidona yodada con un algodón para secar la piel y si se ha de continuar andando, aconsejo cubrirlo con un pequeño vendaje o apósito.

También se puede extraer el líquido de la ampolla con una jeringuilla con cuidado y presionando ligeramente. Aplicar posteriormente algo de povidona yodada o violeta de genciana igualmente.

Si la ampolla tiene sangre o pus no se debe tocar bajo ningún concepto y solo aplicar un poco de pomada antibiótica.

Para las rozaduras lo ideal son los hidro-coloides ya que forman una segunda piel y no se mueven como las clásicas tiritas, hay que dejarlos hasta que se caiga el hidro-coloide o si se mueve cambiarlo.

Los callos

Los callos es un exceso capa cornea o células de piel muerta, se trata de una hiperqueratosis. Se forma como defensa de protección del pie frente a una rozadura continuada o presión continuada. El callo es como las durezas descritas pero centradas en una parte más concreta y pequeña.

Empieza con una parte más callosa que penetra en la piel que le denominamos el clavo es la parte dolorosa del mismo, también denominados ojos de pollo.

Para eliminarlos, podemos usar una solución de colodión elástico con salicílico y progresivamente se ira ablandándolo, hasta que con ayuda de un palito, salga fácilmente, toda la piel arrastrando el clavo.

También los parches con espuma y salicílico o simplemente una pasta hecha con cera y salicílico, igualmente irán ablandando la piel circundante.

Los juanetes

Más común en mujeres. Realmente se trata de una deformación ósea y en la que hay un importante componente hereditario, ya sea por la manera de andar como por el posicionamiento de los pies o el calzado exagerado con tacones y estrecho.

La artrosis también afecta en la formación de estos huesos.

Es dolorosa al aumentar el tamaño de los mismos.

Se enrojece la zona alrededor del dedo gordo.

Se forma la protuberancia ósea en esa zona.

Se deforma el dedo gordo del pie, torciéndose hacia los otros dedos.

Podemos protegerlos con parches de silicona o espuma, aunque es mejor visitar al podólogo que incluso puede hacer unas plantillas especiales que eviten la formación de los mismos y el desarrollo.

La solución única cuando son muy importantes y provocan la deformación de los dedos de los pies, es la cirugía.

Algunos problemas con las uñas de los pies

Uña encarnada

Son cuando se clavan al lado del dedo en el crecimiento de la misma, produciendo lo que conocemos como uña encarnada.

El problema es que la uña crece hacia los lados también, por mal formación, por calzado demasiado apretado o estrecho o simplemente por haber sido mal cortadas las uñas, hacia los lados, exageradamente de modo que se clava en el dedo, produciendo inflamación y posterior infección de la misma.

Para evitar esto hay que procurar cortar la uña de forma cuadrada, evitando eliminar es aparte que no se ha clavado.

Si tenemos ya la infección la solución es limpiar profundamente el pie, con agua templada y jabón y posteriormente con agua oxigenada en abundancia.

Como se trata de una infección, tenemos que tratar la zona con una pomada antibiótica y cubrirla para que penetre de modo oclusivo.

El podólogo puede hacer una cura más intensa, eliminando esa piel infectada y añadiendo un algodón o una pequeña gasa, para evitar que la uña vuelva a clavarse cuando crezca.

Una vez haya crecido es difícil que vuelva a clavarse.

Hongos en las uñas de los pies

Menos habitual, los hongos en las uñas de los pies es un problema muy molesto y antiestético, onicomicosis.

Este hongo se alimenta de la queratina de las uñas, provoca que la uña se amarillee, oscurezca, se engrose y se resquebraje, además posteriormente se va despegando del dedo, por lo que suele ensuciarse en la parte interior de la misma.

Para curarlas se ha de ser muy constante. Cuesta mucho eliminarlos y pueden pasar de una uña a otra.

Si el hongo está muy avanzado y lleva mucho tiempo el médico recetará medicación oral, la cual se ha de seguir al pie de la letra durante el tiempo prescrito, generalmente 12 semanas.

Como tratamiento tópico, lo ideal son los anti-fúngicos en forma de laca de uñas, que se ha de aplicar a diario, limando la uña antes, para ir eliminando esa parte muerta.

Como última solución está la cirugía.

Es igualmente como las otras afecciones,  muy contagiosos.

Como preventiva, el aceite del árbol de te es una de las sustancias más efectivas. 


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