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martes, 27 de mayo de 2014

LA RISA - TERAPIA DE SALUD

Sigmund Freud atribuyó a las carcajadas el poder de liberar al organismo de energía negativa. Esta capacidad fue científicamente demostrada cuando se descubrió que el córtex cerebral libera impulsos eléctricos negativos un segundo después de comenzar a reír.

En lógica relación con esta evidencia, en los últimos estudios se ha afianzado la risa como terapia.

Reírse es una función biológica necesaria para mantener el bienestar físico y mental.

Cuando reímos, el cerebro emite una información necesaria para activar la segregación de endorfinas, específicamente las encefalinas. Estas sustancias, que poseen unas propiedades similares a las de la morfina, tienen la capacidad de aliviar el dolor, e incluso de enviar mensajes desde el cerebro hasta los linfocitos y otras células para combatir los virus y las bacterias. Las endorfinas desempeñan también otras funciones entre las que destaca su papel esencial en el equilibrio entre el tono vital y la depresión. De ellas depende algo tan sencillo como estar bien o estar mal. Como se puede comprobar, aprender a reír es algo más importante de lo que parece a simple vista.

Una de las líneas de trabajo en algunos centros de psicoterapia es la risoterapia, que consiste en estimular la producción de distintas hormonas que genera el propio organismo con ejercicios y juegos grupales. Su cometido es el de potenciar el sistema inmunitario en general y facilitar la superación de diferentes bloqueos. Se utilizan técnicas que ayudan a liberar las tensiones del cuerpo y así poder llegar a la carcajada, como la expresión corporal, el juego, la danza y ejercicios de respiración o masajes. Se trata de lograr reír de una manera natural y sana, de que las carcajadas salgan de lo visceral e irracional, como en los niños. En el fondo, a lo que se aprende es a orientar la percepción de las situaciones para que al verse en ella nos riamos, con nosotros mismos y con los demás.

El reír es como hacer ejercicio, y al hacerlo, nuestro cerebro libera endorfinas, unas sustancias que producen una sensación de placer y bienestar que nos hace comenzar el día con ganas y buen humor.

Parece que estos efectos positivos son muy claros, porque hay muchas personas que tratan de hacer ejercicio por la mañana y las que van a los gimnasios por la tarde, lo hacen únicamente porque sus horarios laborales no les permiten comenzar desde temprano con la actividad física.

Sin embargo, siempre vale la pena intentar levantarse una hora antes por día o al menos 3 veces por semana para regalarle a nuestro cuerpo y a nuestra mente los beneficios de hacer ejercicio físico.

Y por si aún no te convences de que la mañana es el mejor momento del día para hacer ejercicio, te contamos que la actividad física matutina regula el hambre, es decir, nos hace llegar con menos apetito a la hora de la comida. Además, hacer ejercicio por la mañana tiene un efecto positivo y regulador sobre el ritmo del sueño.

Quien hace ejercicio duerme mejor y se despierta más fácilmente. Realmente no hay motivos para no llevar una vida saludable y hacer ejercicio, que además nos hará sentir más activos y de buen humor, para así poder reírnos mucho más. 

Cualquier receta en este blog referente a la salud debe mantenerse como información. Así, el uso que se le dé queda totalmente bajo la responsabilidad del lector. 


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